24 April 2006

¿LA ERA DE ACUARIO?... O de Juán, de Pedro, de José, de Miguel...

Todos los pueblos del mundo tienen colecciones de mitos y de leyendas; y entre éstos, casi todos los pueblos de la tierra dedican un capítulo especial a los libertadores una vez venidos, cuyo regreso mágico se espera. Los Cristianos son los expertos en la materia (sin ofender), pues lo elevaron al grado de religión. Pero de algún modo, esto es una constante: Los griegos tenían a su Prometeo, los hindúes a su Krishna... y de algún modo, todos esperamos que un reordenamiento cósmico, sea atribuído a un personaje o no, acabe con los males de este mundo y nos traiga la paz y la concordia...
En la era del racionalismo, suplantamos los héroes por ideales, o incluso, por estrellas.
(Sí, estrellas; de ahí el título del ensayo. Según algunos astrólogos, durante los 400 (aprox.) años que separan a la Filosofía Socrática del surgimiento del Cristianismo, el planeta Tierra se encontraba en la “Casa de Acuario.” Estos astrólogos proponen que cada vez que esto sucede / suceda, habrá un nuevo reordenamiento espiritual que destruirá los presupuestos ideológicos espirituales existentes, cambiándolos por reglas cada vez más armoniosas y convenientes, que además gozarán de cada vez mayor aceptación. Esta idea no está del todo muerta; fue de lo poco que tuvo de ideología detrás el movimiento Hippie en los 70s, y sigue vigente en diversas religiones “neopaganas” que gozan de una aceptación cada vez mayor en Europa y en los Estados Unidos.)
En este sentido, escuché una vez la expresión “Ya viene la Era de Acuario” (dicha, precisamente, por una Wiccana) y empecé a pensar... (¿qué raro, no?)

El hombre tiene la irrefrenable necesidad de poner sus esperanzas en algo; de sustituír su indefinición aparente por una especie de “Destino Manifiesto”; de tener certeza en un futuro profético, aunque no tenga la certeza ni de su propia naturaleza y esencia.
Pero, y en espera de sus opiniones en la materia (que espero tengan la bondad de participarnos en el blog), yo tengo que disentir.
¡Es que, francamente, ya me cansé de estar esperando a un Mesías que va a “corregir” nuestra naturaleza! Nuestra falibilidad es parte esencial del hombre, pero tampoco es la única, y quienes esperan un reordenamiento cósmico parecen olvidarse de las capacidades que tiene el hombre para regular su propia vida, para hacer el bien a otros, para ver por sus intereses...
Si bien creo y espero en Dios, espero en Él como el ordenador del Universo; perfecto desde el comienzo, que hizo a su creación tan perfecta como la quiso (y no, no creo que nos hayamos “degenerado” automáticamente por el “Pecado Original” que nos arrastra a todos inexorablemente a la falibilidad por causa de los actos de dos homínidos calenturientos en canicas.)
En síntesis, lejos de esperar a un libertador, prefiero esperar en “una creencia generalizada en la Libertad misma; entendiendo a la libertad como la ausencia de ataduras físicas y morales que viene de la rectitud de intención, y el respeto y amor al otro.” Es decir, no espero a la Era de Acuario.
Espero a la Era de Juán, de Pedro, de Miguel... a la Era de Adán, hombre.
Espero a que, por medio de los actos ejemplares de HOMBRES PROMEDIO, (y no de figuras proféticas ni semidivinas), vayamos entendiendo la importancia del camino de las virtudes, para que tomando los testimonios de otros, nosotros mismos las vivamos también y demos testimonio de ellas.
Si el paso del tiempo y el cumplimiento de los signos proféticos bastase para liberar al hombre, poco sentido tendrían la Filosofía, el Derecho,... y por supuesto, su causa formal, que es la Libertad misma.
¿Para qué trabajar por realizarnos, para qué mantenernos en forma física y mental, para qué cultivar el espíritu... si Dios, las estrellas, o Wal de los Wults nos va a salvar?
Mejor, depositar la confianza en la única cosa que, precisamente por su falibilidad, ha dado muestras de un constante deseo de progreso y crecimiento, y que ha tenido, mantenido, y sostenido su capacidad para adaptarse a los cambios a que los rigores (sean naturales o artificiales) le condicionan: EL SER HUMANO.

1 comment:

Anonymous said...

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