12 March 2006

Objetivismo y Subjetivismo Ético

Mi opinión al respecto. Ver la versión original publicada como comentario en El Blog filosófico de Nerea .

Sabes que estoy de acuerdo... pero, pa divertirnos un rato:, juguemos con Fulanito:
¿Has notado la diferencia entre lo que enunciaste al principio y lo que enunciaste la segunda vez?
Es decir, no es lo mismo decir "Fulanito ES UN MENTIROSO" (donde, al atribuírle un calificativo que es el contradictorio de "honesto" o "veraz", damos a entender que nunca lo es; ergo, que siempre miente), o más simplemente aún, "Fulanito SIEMPRE MIENTE", que decir, como tú misma dijiste en el segundo caso: "Fulanito SUELE MENTIR." (Regla apodíctica; indica lo MÁS PROBABLE, mas no lo necesario.)
Ahora bien, será subjetivo, y por lo tanto menos veraz, cuando la persona que hace la afirmación parta sólo de sus experiencias personales con Fulanito, y más aún si lo abstrae de un sólo caso. Será objetivo, y por lo tanto más veraz, si nuestro crítico hace una tabla donde señala cuándo y a quienes de sus conocidos le ha mentido Fulanito, y en cuántos de esos casos se tiene la certeza de que Fulanito conocía la verdad antes de decirla.
Y nada más para causarte un dolor de cabeza:
Al hablar de moralidad al final, tocaste un punto muy interesante; de hecho, el punto neurálgico en la vieja discusión entre objetivismo moral y subjetivismo moral, núcleo de una materia que llevé en Derecho llamada "Derecho Natural".
El objetivismo moral es la teoría metaética que basa el bien y el mal en un orden natural preestablecido, ya sea Dios, la lógica, la naturaleza humana...
El subjetivismo moral, que tiene varias ramas muy interesantes como el empirismo moral, es la teoría metaética que considera que cada individuo crea su escala de valores, y que por lo mismo, no se pueden declarar un bien y un mal universales. Personalmente, yo me inclino más por el subjetivismo, e incluso, la mayoría de los códigos penales del mundo, con las Causas de Justificación (México: CPF 15 f. IV, V, VI, VII y IX), hablan de cómo no siempre será exigible todo lo bueno a todo sujeto.
Sin embargo, sí hay ciertas necesidades de un parámetro aparentemente más objetivo en materia de ética. Yo en lo personal, me voy por la vía del daño; o lo lastimaste, o no.
Mi maestra era objetivista moral Neokantiana (para ella, el principio rector era la lógica; para mí, lo son el daño y el bienestar).
Con todo y todo, la discusión sigue y seguirá, y la razón por la que no nos podemos poner de acuerdo no es otra que las implicaciones prácticas de cada teoría:
Por un lado, en el objetivismo moral no se han logrado poner de acuerdo en CUÁL es el parámetro objetivo cognoscible por el cual se debe juzgar siempre y de manera rígida la bondad y maldad de los actos humanos; incluso entre los que dicen estar de acuerdo, se suscitan problemas, por ejemplo, sobre la naturaleza de Dios. El problema de esta teoría llevada al extremo es la imposición dogmática en materia de ética.
Los subjetivistas morales, en cambio, no discuten; el problema está en que no hay regla que les sea aplicable. Otros no pueden juzgar sus actos a menos de que se pongan primero en la misma escala de valores que quien está siendo juzgado. Es decir, el problema de esta postura llevada al extremo es el escepticismo ético y la permisividad moral.
Sin embargo, al final del día es extraordinariamente rara la persona que encuadra al 100% a nivel práctico en uno de estos supuestos; todos tenemos nuestra propia escala de valores, PERO, todos consideramos que es la adecuada para juzgar la bondad o maldad de los actos INCLUSO CUANDO SON AJENOS.
Esto demuestra lo que Mariana decía al principio: No somos todo ciencia ni todo objetividad, cosa que a mí me vendría bien recordar de vez en cuando, y aunque algunas personas, incluyendo a algunos de mis correligionarios deiístas se enojen, me atrevo a afirmar que Dios tampoco es sólo razón, coherencia, y omnisciencia; yo creo que Dios me ama, que es también voluntad, y que incluso, tiene sentido del humor...
Pero eso también es una falacia, en este caso ad verecundiam; lo que la sustenta es quién la dice y no su contenido de verdad, así que no me hagan caso...

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