21 December 2005

Breve nota sobre el existencialismo.

El "Existencialismo" se define como la idea de que, en el caso concreto del hombre, "la existencia precede a la esencia", es decir, el hombre es un ser incompleto, responsable de formarse o constituírse a sí mismo por medio de sus elecciones.
Muchos grupos ideológicos, particularmente cristianos mal informados, confunden el existencialismo con la Postmodernidad, y pretenden hacernos pensar que algunas de las características negativas comúnmente asociadas a la postmodernidad, tales como el consumismo, la ética del caracol, y la falta de compromiso, son el resultado del existencialismo. ESTO ES FALSO.
Otra falacia en la que suelen caer algunos ideólogos que hablan al respecto sin conocerlo, es asumir que el existencialismo es ateo. Si bien esto es cierto de Jean-Paul Sartre, que es uno de sus principales exponentes, existen existencialismos que no sólo no son ateos, sino que abiertamente se identifican con una religión determinada, como lo son el de SØren A. Kierkegaard, que es luterano, y el de Gabriel Marcel, que aunque se llama "Existencialismo Cristiano", es prácticamente Católico.
Sin embargo, la razón de ser de esta nota -aparte de expresar mi creencia en esta forma de pensar- es principalmente destruír la conexión entre el existencialismo y una supuesta "crísis de valores", así como tratar de sacar del error a quienes usan la palabra "existencialista" con una connotación necesariamente negativa.
En primer lugar, debo y quiero destacar a las formas existencialistas de psicoterapia -sin el reconocimiento de las cuales, ninguna nota sobre el existencialismo está completa. Véase Introducción a la Psicología Existencial, del sitio Psicología Online.
En segundo (y último) lugar, quiero destacar un bellísimo fragmento de un poema de Alexander Pope, que, viviendo en una época en que las religiones institucionales controlaba gran parte del pensamiento filosófico, dejando poco espacio a un pensamiento crítico libre de dogmas, pudo expresar una angustia francamente existencial, y además nos advierte -como después hará Sartre también- a no avocarnos a "conocer" o "comprender" a Dios, sino al hombre.


Know then thyself, presume not God to scan,
The proper study of mankind is Man.
Placed on this isthmus of a middle state,
A being darkly wise and rudely great:
With too much knowledge for the Sceptic side,
With too much weakness for the Stoic's pride,
He hangs between, in doubt to act or rest;
In doubt to deem himself a God or Beast;
In doubt his mind or body to prefer;
Born but to die, and reas'ning but to err;
Alike in ignorance, his reason such,
Whether he thinks too little or too much;
Chaos of thought and passion, all confused;
Still by himself abused or disabused;
Created half to rise, and half to fall:
Great lord of all things, yet a prey to all;
Sole judge of truth, in endless error hurl'd;
The glory, jest, and riddle of the world!


Traduzco:
Cónocete, pues, a tí mismo; no presumáis ver a Dios,
El estudio propio de la humanidad es el Hombre.
Colocado en éste ístmo de un estado intermedio,
Y siendo oscuramete sabio, y toscamente grandioso:
Demasiado sabio para tomar el bando del escéptico,
Demasiado débil para el orgullo del estóico,
Permanece en medio, dudando si debe actuar o reposar;
Dudando si llamarse Dios o Bestia;
Dudando si su mente o su cuerpo preferir;
Nacido, pero para morir, y razonando, pero para equivocarse;
Semejante en ignorancia, tal es su razón;
Ya sea que piense muy poco o mucho;
Caos de pasión y pensamiento, todo confundido;
Aún por sí mismo abusado o desabusado;
Creado mitad para ascender, mitad para caer:
Gran señor de todas las cosas, y presa de todas ellas;
Único juez de la verdad, arrojado en errores interminables;
¡La gloria, guasa, y acertijo del mundo!

Si bien Pope sigue su ensayo y termina de manera casi teocentrista, éste fragmento es la parte que a la fecha más conmueve, y la única que aparentemente expresa algo universal: Antes incluso de que hubiera un dios como en el que creemos hoy en día, ya había hombres que se preguntaban sobre sí mismos, y se veían obligados a responder que ni Dios bastaba para dar respuesta a su existencia. Incluso detrás del "porque Dios quiso", se puede poner la pregunta "¿porqué?", y es aquí donde el teólogo o cruza los brazos o alza los hombros.
Pues bien, los existencialistas nos contestan que nosotros decidimos el porqué, y que nuestras decisiones, a veces contradictorias, y siempre cambiantes, nos llevan a definirnos a nosotros mismos, y, según algunos, incluso a redefinir con nuestros actos -y con cada vida que pasa- al género humano entero, imposibilitando la construcción de una definición de "HOMBRE" por género y especie.

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