01 February 2006

PILLAJE

"...Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, incluso lo que tiene se le quitará" (Mc c.4, v.25)

¿Qué se siente perderlo todo, y aún así seguir perdiendo? ¿Qué pasa cuando las pocas seguridades que se tenían, se derrumban? ¿Qué se ve obligado a hacer el hombre, miserable ante las promesas incumplidas de quienes una vez vinieron corriendo a su regazo?
Los generales gritan: ¡TRAICIÓN!; los sacerdotes gritan ¡APOSTACÍA!, los habitantes claman por justicia; pero el hombre, el hombre qué debe hacer?
La capital invadida y saqueada por bárbaros extranjeros; las columnas de los palacios caídas, los vasos de los templos robados, las casas incendiadas; se destruyó una esperanza, se aniquilaron los sueños, el pobre Rey está sin trono... ¿Y AHORA ESTO?
Como si el daño ya hecho no fuera ya suficiente, el Rey, el único entre todos que no se alza en clamores dignos, pero inútiles, el único que se reconoce hombre, es quien tiene que lidiar con el pillaje; con cómo sus propios ciudadanos saquean a los cadáveres, roban del Tesoro, toman con toda libertad de los cadáveres de sus guardias...
¿En quién confiar?
¿Qué hacer?
¿Cómo reaccionar, cuando el que debiera ser el principal aliado, el principal amigo, es quien toma las calles y enarbola vanidoso la anárquica bandera?
"¡Que no gobierne el Rey!"; "¡Viva Guerrero, viva Lobato, pero viva más lo que arrebato!"
¿Qué debe hacer el Rey cuando sus más confiados caballeros han muerto, y lo que queda a su alrededor son ruinas, y escombros, los mismo pétreos que humanos? Las heces, unas vivas, que se arrastran y devoran cadáveres, y roban a sus hermanos, y otras muertas y pestilentes desperdicios, llenan aire y tierra.
¿Qué debe hacer el Rey...?
Se quita el manto para dárselo a la hez; limpia las heridas del ladrón, da de su comida al necrófago, y trabaja al parejo que los hombres (puesto que él es el más hombre de todos); Mira al mendigo a los ojos, lo reviste con su manto, y lo pone a trabajar para él y junto a él, no en bien de uno, sino del Reino.

1 comment:

Nerea said...

Qué onda Chevito, quisiera leer con clama tu blog pero es día de prisa y estudio, aunque el find e semana prometo pasar por aquí. Y bueno, ahorita quería sólo dejar registro escrito de lo de la cadena, que según es mi obligación, así que:

Has sido elegido para seguir con la cadena de los cinco hábitos, puedes checarlo en mi blog. Al final tienes que encomendar a otros cinco, según la tradición.

Sonrisas aristotélicas

Mariana