Un buen día, Cheve escuchaba la magnífica Meditación de Thaís, de Jules Massenet. Es parte de una ópera, y es el momento en que Thaís, la protgonista, que es cortesana, se da cuenta que para enamorar al asceta Athanael, no basta con las artes de la seducción, sino con algo más profundo.
Para variar, me empecé a preguntar: ¿Qué se hace para enamorar/cautivar/atraer a una mujer? ¿Qué necesita un hombre para que se fijen en él, y qué necesita para MANTENER esa atención sobre sí mismo? ¿Estoy condenado a estar solo? ¿Cómo se da cariño a una mujer? ¿Qué tan importantes son el sexo, el juego, la manifestación de cariño, la apertura... en una relación seria? ¿Qué distingue a las relaciones serias, de las que no lo son aunque los miembros quisieran que lo sean? Etc.
Suspiro triste y cansadamente.
Creo que ya lo dije... pero ya me harté de estar solo.
Pero, eso hace que surja un miedo nuevo: ¿Y si en mi soledad y mi urgidez, dejo volar mis sentimientos, y me dejo "enamorar" falsamente de alguien sólo para saber de qué se trata? ¿Qué sucederá con la persona que lastime de esa manera?
¿Será que en vez de esperar ser visto, debo más bien ver yo?
Como el ranchero, les canto a los "dos arbolitos" porque las viejas ni me pelan (¡Y si canto, MENOS!)
En fín, creo que ya me terminé de desmotivar en este de por sí depresivo día, me voy a leer Dune, que es más interesante que mi patético intento de vida social (sin ofender a los que todavía han tenido la valentía de soportarme y llamarse mis amigos...)
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
1 comment:
Yo no tengo respuestas. Pero por eso es necesario la vida, sin miedos, el amor es muy inductivo, a prueba y error. Y ni modo.
Post a Comment