Notas Personalísimas sobre la Lectura e Interpretación Bíblica

Después de discutir con una tía sobre el supuesto "Evangelio de Judas", y de ver uno de mis episodios favoritos de Dr. House por tercera vez (en el que cura a una monja), todo esto mientras DEBERÍA de haber estado estudiando Penal para el examen de mañana, me puse a pensar sobre la interpretación de la Biblia, aunque creo que en el fondo, se pueden aplicar a todos los textos sagrados de las religiones modernas.

Sin embargo, más consciente que nadie de la sensibilidad de escribir sobre estos temas, quiero aclarar que sé que son delicadísimos, y que por lo mismo, lo que aquí expongo es una opinión muy personal, que no está precisamente de acuerdo con los credos de la mayoría de las religiones institucionales, y por lo mismo, puede ser molesta. Sin embargo, no soy ateo (por ahora), y creo que Dios interviene en nuestras vidas de un modo real. Encuentro muy difícil renegar de Su Existencia, pero también igual de difícil, e inapropiado a la limitada condición humana, aspirar a los estándares de perfección que las religiones institucionales a veces parecen querer exigir. Ya lo decía Alexander Pope: estamos "With too much knowledge for the Sceptic side,
With too much weakness for the Stoic's pride..."

La Biblia es una FUENTE DE AMOR Y DE CONSUELO:
Mlies de personas, incluyendo al que habla cuando era creyente, han encontrado en la Biblia "razones" emotivas y Misteriosas (en términos marcelianos) para oonfiar y creer en un Plan Divino, que, sin ir en detrimento de nuestra libertad, nos trasciende, y, de seguirlo, nos mejora como personas; SÍ EXISTEN quienes se han aferrado a la Biblia para salir de situaciones de terrible angustia y desesperación, no poniendo la confianza en sus fuerzas -que al fín son falibles-, sino en ese Ser que nos Ama y no nos falla. [Hay, sin embargo, quienes deciden recurrir a sus propias fuerzas, y logran salir, o que incluso combinan ambos métodos; ninguna de las dos es criticable, al contrario. Todo lo que dignifique al hombre y le dé un motivo para seguir luchando, sin dañar a nadie, es razón suficiente y gloriosa.]

La Biblia contiene APOLOGÍAS EXPRESAS A LA INTOLERANCIA:
La pena de muerte a los homosexuales, sodomitas, adúlteros, etc. está claramente prescrita en el Levítico; si no me equivoco, en el C. 28. De hecho, si recuerdo bien el pasaje, éste incluso afirma que a quien, sabiendo del adulterio, no participe, "Yo mismo les volveré el rostro"; Dios mismo volteará a otro lado con tal de no verlos; se olvidará de ellos. Otros casos de intolerancia predicada por la Biblia existen. Para ser justos, podemos decir que estos casos casi desaparecen en el llamado Nuevo Testamento, e incluso, son condenados por Jesús cuando critica a los Fariseos y absuelve a la mujer adúltera. Sin embargo, la Biblia, incluso ya conteniendo esos pasajes, ha sido utilizada por los jerarcas de varias de las distintas religiones para fomentar el odio por motivos de raza, género, credo, u orientación sexual. Incluso entre las formas más benevolentes de cristianismo, el mandato a la conversión de todas las gentes (sic.) ha llevado a más de un cristiano a cometer faltas de respeto, generalmente leves, contra quienes ven a Dios de manera distinta; algo en lo que alguna vez participé (¿Misiones, les suena conocido?) pero de lo que no me enorgullezco.

La Biblia ES FUENTE DE INSPIRACIÓN Y SABIDURÍA:
Con consejos tan sabios como notas sobre cómo rezar (El Padrenuestro) y cómo vivir (las Bienaventuranzas), que van desde lo más práctico (los pasajes del libro de Sabiduría sobre el vino y el espíritu festivo) hasta lo más elevado (los Salmos, y las formas de rezar que cada salmo sugiere para las distintas situaciones, desde la alegría hasta la culpa,) La Biblia contiene sabiduría como sólo un texto sagrado, dedicado a lo más elevado de la actividad humana (El conocimiento de Dios), puede contener. En momentos de angustia frente a una decisión incierta, los grandes hombres recurren a la Biblia; a la fe de Abrahám, a la perseverancia de Jacob, a la caridad de Jesús...

La Biblia TIENE MÚLTIPLES INTERPRETACIONES:
Hay dos razones principales para este hecho:
a) Existen al menos cuatro versiones distintas del Pentateuco, escritas cada una para recopilar los textos sagrados cuando se dividió el Reino de Israel. Esto, sumado a la dificultad de traducir del Arameo (idioma ya de por sí complicado y ambíguo) al griego antiguo, y luego, dado el poco contacto que tenemos de los escritos originales en arameo, tomar la traducción al griego y de ahí pasar a los idiomas modernos, dificulta mucho la homologación del texto bíblico.
b) Las distintas jerarquías de las religiones institucionales, frecuentemente se arrogan, o peor aún, delegan a un solo y exclusivo cuerpo consultivo, la tarea de interpretar y traducir la Biblia. Estas religiones con frecuencia sostienen que han mantenido la misma interpretación desde el inicio de su existencia; sin embargo, un estudio concienzudo de los documentos que sus jerarcas emiten (y que han sido, más que la Biblia misma, la fuente de los grandes cismas entre los grupos cristianos) nos demostrará lo contrario.

La Biblia ESTÁ, EN DEFINITIVA, INSPIRADA POR DIOS:
¿Puede un solo grupo de hombres contener, en sí mismo, toda la sabiduría de los textos sagrados? Todo el conocimiento que puede surgir de la combinación de todas las posibles interpretaciones bíblicas, ¿Puede acaso ser contenido en una sola filosofía? Si bien muchos de los sucesos bíblicos son metafóricos, otros, como el paso por el Mar Rojo, son históricos, constan en la historia de otros pueblos, y las explicaciones pseudocientíficas que en torno a ellos se han elaborado siguen sin explicar porqué los fenómenos sucedieron en ese tiempo y lugar, ni son capaces de atribuírselo por completo a un fenómeno natural regular, y por ende excluír la intervención de la Voluntad Divina; por ende, deben ser producto del acto de una voluntad superior, que, apoyándose en leyes "menores" de la naturaleza, rompe con eventos aparentemente naturales, las leyes naturales "mayores" que establecen constantes de orden en el Universo. (Además, para quienes entendemos estas constantes "mayores" como emanadas de la Voluntad del propio Legislador Divino, no hay necesidad de otros fenómenos inexplicables para demostrar su existencia.) Estos quebrantamientos de la Ley Natural se llaman "milagros", y generalmente atienden al beneficio del hombre. El hecho de que hayamos recordado estas cosas, y que hayamos sabido atribuírlas a su verdadera fuente, y no a la fuerza de los hombres -como estaríamos tentados a hacerlo-, me reaulta, A MÍ, prueba suficiente de la Inspiración Divina de la Biblia.

La Biblia FUE, EN DEFINITIVA, ESCRITA POR HOMBRES:
Además de que del enunciado anterior existen pruebas históricas, algunas proporcinadas por la Biblia misma, existe otro argumento, que es la incapacidad del hombre para penetrar, con su limitado intelecto, todo el alcance y la profundidad del Pensamiento Divino. ¡No hemos ni acabado, en colectivo, de entender el mundo que nos rodea... y esperamos que un grupo reducido de hombres primitivos, escritores de la Biblia, entienda sin error las ideas de Dios!
Incluso, el hombre tiene la capacidad de apartarse de la Voluntad de Dios, aún cuando la comprendiere a la perfección. Nótese que no digo que los autores de la Biblia lo hayan hecho, mas sí que pudieron y pueden hacerlo, como podemos hacerlo nosotros.

La Biblia ES UN TEXTO SAGRADO:
Véanse los dos argumentos anteriores.

La Biblia NO ES EL ÚNICO TEXTO SAGRADO:
Creo que este sí no necesita demostración, pero sí vale hacer ciertas aclaraciones:
No creo que sea válido, recordando otros comentarios que ya publiqué al respecto, desechar, ni los intentos de otros hombres por conocer a Dios, ni las respuestas de Dios a estos hombres que lo buscan, y que Él, en su bondad, se deja encontrar.
Aunque en todas las religiones, por mera probabilidad, así como por el simple tamaño del concepto y Ser "Dios", debe haber al menos un error en nuestra percepción de la Voluntad Divina, todas deben tener también un sinnúmero de aciertos en lo que dicen respecto de Dios, emanado, no sólo de la razón humana, eficaz pese a sus limitaciones, sino, y sobre todo, de la acción autorreveladora de Dios mismo.
Lo más saludable es, entonces, un sincretismo en el que se puede seguir la propia fe sin rechazar las de otros, confiados en que Dios ha puesto a cada uno en el camino que más les conviene para ser mejores; para eso tiene un Plan, y parte de ese Plan puede ser que nos demos cuenta de un error o algo que nos disgusta en las creencias que heredamos; si eso no fuera válido, varios genios que no nacieron en familia religiosa -notoriamente Frossard- no habrían salido de su ateísmo.

CONCLUSIONES:
Puesto que todo lo humano es susceptible de fallos, ni la Biblia, ni las interpretaciones que sobre de ella se emiten o emitan, estarán libres de contradicción. Estas contradicciones, son y serán además explotadas por ciertos grupos de interés en contra de lo que la propia Biblia predica; el más notorio ejemplo viene de la Biblia misma: Los Fariseos.
Sin embargo, la Biblia también tiene un innegable orígen divino, que nos enseña un Mensaje mucho más grande que hasta la más terrible de las masacres que la intolerancia pueda producir; hasta el Holocausto Nazi se abrillanta cuando se contempla el Libro de Job, o se lee el Miscerere. (De hecho, es precisamente a la Biblia que se acogían los perseguidos por Hitler cuando los hombres les fallaban.)
La belleza de la Biblia, como la de Dios mismo, para quienes las saben ver, superan todas las fallas humanas, y son ante todo un testimonio de esperanza para todo hombre, en todo tiempo, y en todo lugar; un recordatorio que nos llama a vivir y buscar ese Algo Más Grande. Yo en lo personal, no sé si haya vida después de la muerte, ni creo que necesito saber, pero creo, en verdad creo, que el Amor, la Misericordia, y la Justicia, contenidos y predicados en la Biblia y en muchos otros textos sagrados, así como la Esperanza y la Fe en un Ser Superior que tiene un Plan que es Bueno, me bastan para querer, en mi humilde condición de hombre, ser mejor cada día.
En este sentido, a quienes pretenden añadir al texto bíblico, y a quienes pretenden sustraer de él, ya sea porque duden de la veracidad histórica del libro X, o consideren que alguien ha sacado de la Revelación al libro Y, quisiera recomendarles que tengan un enfoque mucho más proactivo. ¿Cuál es, entonces, el criterio para saber qué debe formar parte de la Biblia, y cómo debe de traducirse e interpretarse?
Cuando se toma el mensaje Bíblico en toda su bondad; cuando se entienden sus preceptos de Justicia; cuando del texto se desprende la necesidad de más amor; cuando las lágrimas empapan las hojas, y nuestros suspiros ya no son de angustia, sino de esperanza, entonces el texto mismo, y su interpretación, son buenos, porque engrandecen al hombre; especialmente cuando, además, nos confirman la existencia de Dios. Pero toda interpretación que no le atraiga a aquello que tenemos de bueno, de noble, de grande; aquello que no le hable a la parte humana que participa de la naturaleza divina, aquello que no pueda ser convertido en prédica dignificante de misericordia, amor, y consuelo, y que no nos lleve a exigirnos más sin hundirnos en culpas innecesarias, ¡Que sea borrado y quemado, porque no sólo no nos aporta, sino será usado para destruír!
En definitiva, el hombre está para realizar su parte en el Plan Divino, aunque pueda elegir no hacerlo, pero debemos primero comprender un punto sobre la naturaleza de Dios antes de poder hacer afirmaciones sobre el contenido del Plan: ¡DIOS ES AMOR!
Luego entonces, el hombre está para servir a Dios, pero no a las religiones, ni a su Fe; sino al Amor, que todo lo puede y todo lo soporta. Cuando se sacrifica al Cristo por la Cruz, cuando se sirve a las iglesias, antes que al Dios, que nos llama a que antepongamos la Caridad incluso a la Verdad misma -núcleo, a mi modesto entender, de la prédica cristiana,- se cae en el pecado más grave de todos: El fanatismo.
Ojalá sepamos tomar las medidas para que un conjunto de libros y películas no nos hagan esto, y si esos libros y películas bastan para sacudir nuestra fe, es momento de preguntarnos si nuestra fe era auténtica; si era, en efecto, Fe, es decir, creer en lo que no se ve, a pesar incluso de lo que se ve.